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Esta es la forma en que aprendí de la crianza respetuosa de Faber y Mazlish

Puntos clave

  • La crianza respetuosa fomenta la empatía y la conexión emocional, cambiando la dinámica familiar hacia una comunicación más abierta y sincera.
  • Es fundamental validar las emociones de los hijos y expresar las propias de manera honesta, lo que mejora la comprensión mutua y la resolución de conflictos.
  • Implementar técnicas como la escucha activa y describir emociones ayuda a los niños a sentirse valorados, permitiendo un diálogo constructivo en momentos difíciles.
  • Pequeños gestos y mantener la calma son claves para aplicar esta filosofía en el hogar, creando un ambiente más armonioso y menos caótico.

Qué es la crianza respetuosa

Qué es la crianza respetuosa

La crianza respetuosa es, para mí, una forma de relacionarme con mis hijos desde el respeto y la empatía, sin recurrir a castigos o gritos. Me hace preguntarme constantemente: ¿cómo me gustaría que me hablasen si fuera un niño enfrentando mis propios retos y emociones? Esta manera de criar me ha enseñado a escuchar con atención y validar sus sentimientos, lo cual ha transformado nuestra comunicación diaria.

Recuerdo una ocasión en que mi hijo estaba muy frustrado porque no podía armar un juego de construcción. En vez de decirle “deja de llorar”, me arrodillé a su nivel y le dije: “Veo que te sientes frustrado, ¿quieres que te ayude o prefieres seguir intentando solo?” Ese momento me hizo entender que la crianza respetuosa no solo cambia a los niños, sino que también cambia a los padres: nos convierte en acompañantes, no en víctimas ni agresores.

Para muchos, la crianza respetuosa puede parecer un ideal difícil de alcanzar, pero yo pienso que es una invitación a crecer juntos, desarrollando una conexión mucho más profunda y genuina. ¿No es eso lo que todos queremos para nuestras familias? Esta filosofía me ha hecho replantear muchas cosas sobre mi rol como madre y sobre el impacto de mis palabras y acciones cada día.

Principios básicos de Faber y Mazlish

Principios básicos de Faber y Mazlish

Los principios básicos de Faber y Mazlish me enseñaron a mirar la crianza desde otra perspectiva: respetar y entender las emociones de mis hijos antes que intentar corregirlas o ignorarlas. ¿No les pasa que a veces queremos soluciones rápidas y olvidamos que detrás de cada berrinche hay un sentimiento legítimo? Para mí, aceptar eso fue un cambio fundamental.

Una de las cosas que más me impactó fue cómo me invitaron a expresar mis propias emociones sin culpar ni juzgar, algo que parecía imposible cuando uno está agotado o frustrado. Aprender a decir “me siento así cuando pasa esto” en lugar de “tú siempre haces esto mal” abrió un puente de comunicación real con mis hijos.

Además, Faber y Mazlish insisten en la importancia de conectar antes de corregir, algo que puse en práctica y que marcó una gran diferencia en casa. Cuando me detengo a reconocer lo que sienten, ellos se sienten valorados y, curiosamente, su disposición a escucharme crece. ¿No es ese el efecto que todos queremos como padres?

Beneficios de la crianza respetuosa

Beneficios de la crianza respetuosa

La crianza respetuosa ha cambiado por completo la dinámica en mi hogar. Al validar las emociones de mis hijos, he notado que su confianza y autoestima florecen de una manera que nunca imaginé. ¿No es maravilloso ver a un niño que se siente seguro para expresar lo que piensa y siente sin miedo a ser juzgado?

Además, este enfoque fortalece nuestra relación diaria. Cuando mis hijos saben que los escucho y respeto, la comunicación es más fluida y sincera, y los conflictos se resuelven con menos estrés y más comprensión. Personalmente, esto me ha permitido ser una madre más paciente y presente, lo que creo que es uno de los mayores beneficios.

También he observado que la crianza respetuosa fomenta la autonomía y el sentido de responsabilidad en mis hijos. Al acompañarlos sin imponer, ellos aprenden a tomar decisiones y enfrentar retos con seguridad. ¿No es ese el regalo más valioso que podemos dar como padres?

Técnicas prácticas para comunicarte con tus hijos

Técnicas prácticas para comunicarte con tus hijos

Una técnica que me ha servido mucho es la escucha activa, que implica realmente prestar atención a lo que mis hijos dicen, sin interrumpir ni anticipar sus respuestas. Cuando les doy ese espacio, noto que se sienten más valorados y dispuestos a abrirse. ¿No les ha pasado que cuando alguien los escucha de verdad, todo parece encajar mejor?

Otra herramienta práctica es describir sus emociones en voz alta, algo que aprendí de Faber y Mazlish. Por ejemplo, en vez de decir “no estés enojado”, digo “parece que estás molesto porque las cosas no salieron como querías”. Este cambio de palabras calma situaciones tensas y crea conexión inmediata. Me sorprende siempre cómo algo tan simple puede transformar un berrinche en un diálogo.

Finalmente, aprender a expresar mis propios sentimientos sin culpas ha sido un desafío, pero también una gran liberación. Cuando digo “me siento cansada y necesito un momento” en lugar de “tú me agotas”, mis hijos entienden mejor y respetan mis límites. ¿No creen que modelar esta honestidad emocional es un regalo que les damos para toda la vida?

Cómo resolver conflictos con respeto

Cómo resolver conflictos con respeto

Resolver conflictos con respeto requiere, antes que nada, mirar más allá del problema inmediato y reconocer lo que siente mi hijo en ese momento. Recuerdo cuando mi hija estaba furiosa por no poder salir con sus amigos y, en vez de imponer una orden, le dije: “Veo que estás muy molesta, ¿quieres contarme qué te pasa?” Esa pausa cambió todo y nos abrió la puerta a un diálogo sincero.

A menudo pienso que la clave está en no reaccionar con prisas o juicios, sino en acompañar la emoción con empatía. ¿No es curioso cómo al validar lo que sienten, los niños se sienten comprendidos y automáticamente bajan la guardia? Esa conexión me ha enseñado que respetar no significa ceder siempre, sino construir puentes donde antes solo había muros.

También he aprendido que comunicar mis propios sentimientos sin culpas ni reproches calma el ambiente. Cuando digo “me siento preocupada cuando no te escuchas a ti mismo” en lugar de “siempre haces lo que quieres”, mis hijos se abren a entenderme en lugar de cerrarse. ¿No les parece que solucionar conflictos con respeto transforma no solo la discusión, sino la relación entera?

Mi experiencia aprendiendo Faber y Mazlish

Mi experiencia aprendiendo Faber y Mazlish

Al comenzar a aplicar las enseñanzas de Faber y Mazlish, sentí que, por fin, tenía herramientas claras para enfrentar esos momentos difíciles con mis hijos sin perder la calma. Recuerdo la primera vez que usé “escuchar antes de corregir” en medio de un berrinche; la diferencia fue sorprendente, casi mágica. ¿No les ha pasado que un pequeño cambio en nuestra reacción puede transformar todo el ambiente en casa?

Me di cuenta también de que expresar mis emociones con honestidad, tal como sugieren ellos, no solo me ayudaba a liberar tensiones, sino que también modelaba un ejemplo valioso para mis hijos. Al decir “me siento agotada ahora mismo” en lugar de gritar o culpar, creé un espacio para que todos pudiéramos respirar y entendernos mejor. Esa apertura me hizo sentir más conectada con ellos de una forma auténtica.

Lo que más valoro de esta experiencia es cómo me ha enseñado a ser paciente conmigo misma. No siempre es fácil cambiar hábitos arraigados, pero cada pequeño avance me confirma que estoy construyendo una relación basada en el respeto y el amor. ¿No es ese el sueño de todo padre? Para mí, aprender Faber y Mazlish fue esa guía que tanto necesitaba en el camino de la crianza.

Consejos para aplicar la crianza respetuosa en casa

Consejos para aplicar la crianza respetuosa en casa

Aplicar la crianza respetuosa en casa no siempre es simple, pero he descubierto que pequeños gestos hacen una gran diferencia. Por ejemplo, en lugar de ordenar, intento describir lo que observo: “Veo que estás cansado, ¿quieres un abrazo o prefieres descansar un rato?” Esa pregunta sencilla cambia la dinámica y abre espacio para la conexión. ¿No les parece que la clave está en ofrecer alternativas más que imponer?

Otro consejo que siempre me funciona es mantener la calma incluso en momentos de tensión. Recuerdo una vez que mi hijo se negó a recoger sus juguetes y sentí la frustración subir. En vez de levantar la voz, respiré profundo y le dije: “Sé que a veces es difícil dejar lo que estamos haciendo, ¿quieres que te ayude a juntar los bloques?” Cambiar el tono hizo que él respondiera con más disposición, y esa pausa me ayudó a no perder la paciencia. ¿A ustedes también les ha pasado que cuando bajan un poco la voz, la casa se siente menos caótica?

Finalmente, no subestimen el poder de validar emociones con palabras claras. Cuando mi hija llegó llorando porque un amigo no quiso jugar, no intenté arreglarlo rápido, sino que simplemente le dije: “Entiendo que te sientes triste y eso es totalmente válido.” Esa aceptación no solucionó el problema en un segundo, pero sí calmó el corazón y le permitió expresarse. ¿No les parece que ser escuchados sin juicios es justo lo que todos necesitamos?

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